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06 Feb

ITU

La infección urinaria es un problema que se ve con frecuencia en el adulto mayor, sobre todo en los ancianos que viven en casas de reposo o que tienen hospitalizaciones prolongadas, donde la incidencia llega hasta un 50%, debido principalmente a la postración, las deficiencias en la higiene y a los procedimientos a los que muchas veces son sometidos, como por ejemplo, los sondeos
La infección del tracto urinario (ITU) es una inflamación de la vía urinaria baja (vejiga o uretra), causada por una infección bacteriana, donde generalmente el agente infeccioso son enterobacterias como la Escherichia coli.
Esta mayor incidencia de la ITU en el adulto mayor tiene varias razonas. En el caso de los hombres mayores de 50 años, influye la aparición del adenoma prostático (crecimiento de la próstata) que produce una uropatía obstructiva baja; mientras que en las mujeres, los cambios hormonales propios de la menopausia hacen que aumente la probabilidad de infección porque cambia el balance de la flora bacteriana. A estos problemas hay que agregarle otras enfermedades propias de la edad que propician la aparición de infección urinaria, como la diabetes o la incontinencia urinaria y fecal.
Los clásicos síntomas que pueden hacer sospechar de una infección urinaria son la micción dolorosa, necesidad de orinar frecuentemente y con urgencia, color anormal y olor fuerte o fétido de la orina, y presión en la parte inferior de la pelvis. En ocasiones, ésta también puede contener sangre.
Sin embargo, en el adulto mayor, también hay que estar atento a otro tipo de manifestaciones, ya que muchas veces, ellos no son capaces de percibir la enfermedad por sí mismos. «A veces aparecen cambios en la conducta, como irritabilidad o alteraciones en su nivel de conciencia», explica el especialista.
En ocasiones la ITU es asintomática, es decir, la persona no siente molestia y no tiene compromiso de su estado general, entonces, convive con la afección en perfecta armonía.
En estos casos, generalmente el único indicio de que hay infección urinaria es el olor y aspecto turbio de la orina. Muchas veces esto último es lo que hace que las personas consulten y se realicen exámenes para detectar el problema.
Para el diagnóstico se realizan análisis de orina. Si hay infección éstos revelarán la presencia de glóbulos de pus. Esto se puede complementar con un cultivo de orina, con el fin de determinar el agente causal y el antibiótico apropiado para el tratamiento.
Cuando hay síntomas evidentes de infección es importante consultar y seguir con rigurosidad las indicaciones del especialista, para evitar que ésta se propague a los riñones. «A veces, se puede llegar a la muerte por septicemia, es decir, por el paso de los gérmenes y toxinas al torrente sanguíneo», explica el especialista.
Cuando no hay síntomas, no debe tratarse con antibióticos, porque éstos producen resistencia primaria, es decir, la persona queda susceptible de desarrollar más adelante, una infección urinaria más agresiva  y resistente.

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