Se denomina fibrilación ventricular al trastorno del ritmo cardiaco que presenta un ritmo ventricular rápido (más de 250 latidos por minuto), irregular, de morfología caótica y que lleva irremediablemente a la pérdida total de la contracción cardíaca, con una falta total del bombeo sanguíneo y por tanto a la muerte del paciente.
La FV es una emergencia médica. Debe tratarse inmediatamente para salvar la vida de la persona.
Si una persona que presenta un episodio de fibrilación ventricular se desmaya o queda inconsciente en su casa, llame al número local de emergencias.
Mientras se espera la ayuda, coloque la cabeza y el cuello de la persona en línea con el resto del cuerpo para ayudar a facilitar la respiración.
Inicie la RCP realizando compresiones pectorales («empuje fuerte y rápido»). Las compresiones deben realizarse a razón de 100 a 120 veces por minuto. Las compresiones se deben hacer a una profundidad de al menos 5 cm pero no más de 6 cm. Continúe haciendo esto hasta que la persona recupere su lucidez mental o la ayuda llegue.
La FV se trata aplicando un electrochoque rápido a través del pecho. Esto se hace con un dispositivo llamado desfibrilador externo. El electrochoque puede restablecer inmediatamente el latido cardíaco a un ritmo normal y debe hacerse lo más rápido posible.